Casi ninguna otra parte del cuerpo es tan compleja y a la vez tan infravalorada como la mandíbula. No sólo es responsable de permitirnos masticar, hablar y tragar, sino que también forma parte de un afinado sistema de músculos, tendones, articulaciones y nervios que se extiende hasta la columna vertebral e incluso los pies. Si este sistema no está sincronizado, puede tener consecuencias de gran alcance: para todo el sistema musculoesquelético, para las vías nerviosas y, en última instancia, para el bienestar de una persona. En el mundo de la medicina, esto se conoce como Trastorno temporomandibular (TTM).
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