Para muchos, la teoría de juegos suena a matemáticas áridas, a fórmulas, a algo que sólo interviene en conferencias o juegos de negocios. Sin embargo, en realidad es una antigua herramienta de pensamiento que existía mucho antes de su formalización académica. La utilizaban los diplomáticos, los comandantes, los capitanes de empresa... mucho antes de que se llamara así. En definitiva, no es más que una pregunta sobria:
„Cuando varios jugadores tienen que tomar decisiones en una situación incierta, ¿qué opciones tienen y cuáles son las consecuencias?“.“
Este tipo de pensamiento se ha vuelto sorprendentemente raro hoy en día. En lugar de analizar alternativas, mucho se reduce a narraciones morales o interpretaciones espontáneas. Sin embargo, cuando se trata de cuestiones geopolíticas en particular, analizar claramente las posibilidades sería la base de cualquier política madura. Es precisamente este viejo oficio el que me gustaría retomar en este artículo.
Por qué me interesé por la teoría de juegos
A lo largo de los años, he visto repetidamente vídeos del profesor Christian Rieck, el tranquilo economista de pelo largo que explica pacientemente en YouTube por qué las personas y los Estados actúan exactamente como lo hacen. A menudo me impresionaba su forma de descomponer situaciones complejas en incentivos estructurales.
Es esta sobriedad la que me inspiró a intentar yo mismo un experimento mental: ¿Cómo podría verse el desarrollo europeo-ruso desde 2001 en términos de teoría de juegos? No como una disputa moral. No como un partidismo político. Sino como una forma de analizar las alternativas. Así que, como un estratega de la vieja escuela, voy a intentarlo:
- ¿Cuáles eran las opciones?
- ¿Cuáles fueron las vías de decisión?
- ¿Y qué se deduce lógicamente de esto?
Eso es todo lo que se necesita para moldear un cuarto de siglo complejo en un modelo claro.
Decisiones sin matemáticas: la verdadera esencia de la teoría de juegos
La teoría de juegos no es un tema numérico. Tampoco es una herramienta de torre de marfil. En el fondo, es sorprendentemente sencilla:
- Actor A tiene varias acciones posibles.
- Actor B también.
- Ambos saben que el otro reaccionará.
- Y son precisamente estas reacciones las que determinan lo que parece racional.
Esto convierte a la teoría de juegos en un puente entre la psicología y la estrategia: ayuda a entender por qué las personas y los Estados pueden entrar en conflicto incluso cuando nadie quiere realmente que haya conflicto. A menudo basta con un malentendido, una señal equivocada, un paso demasiado pronto o demasiado tarde.
Esto es lo que hace tan valiosa la teoría de juegos: no descompone los grandes acontecimientos en buenos y malos, sino en incentivos, expectativas y pautas de reacción.
El dilema del prisionero: el modelo básico de toda relación internacional
El modelo más famoso es el dilema del prisionero. Demuestra que dos jugadores suelen perder cuando desconfían el uno del otro, aunque ambos podrían ganar si cooperaran. El dilema es tan adecuado porque contiene tres ideas fundamentales:
- La cooperación sería objetivamente mejor.
- La desconfianza hace que ambos se pongan instintivamente a la defensiva.
- Este modo defensivo conduce a una solución global más pobre.
Se ve en todas partes: en las guerras económicas, en la diplomacia, en los ciclos de armamento militar, incluso en los conflictos cotidianos entre grupos. El modelo se ha convertido en un clásico porque describe con gran precisión la dinámica básica del comportamiento humano. La política internacional, en particular, es un permanente dilema del prisionero:
Cada parte cree que actúa a la defensiva. Pero es precisamente este comportamiento defensivo el que actúa como un ataque contra la otra parte. Esto da lugar a conflictos que no nacen de la agresión, sino de la desconfianza estructural. Esta es una de las ideas más importantes de todo este artículo, y el fundamento del análisis posterior.
Por qué la teoría de juegos es ideal para repasar 25 años de historia europeo-rusa
Si se observa la relación entre Europa y Rusia desde 2001, se ve una posición de partida asombrosamente clara: una mano tendida, oportunidades económicas, acercamiento estratégico... y, al mismo tiempo, temores históricos, viejas líneas de desconfianza y bandos políticos, algunos de los cuales tenían lecturas completamente distintas de la realidad. La teoría de juegos está hecha precisamente para estas situaciones. Permite analizar objetivamente dos caminos alternativos:
- Ruta ACooperación
- Ruta B: Desconfianza
Y luego calcular sobriamente las consecuencias, no con cifras, sino con consecuencias.
- Lo que se desprende de Cooperación?
- Lo que se desprende de Desconfianza?
¿Y qué decisiones de principios de la década de 2000 reforzaron qué camino? Esto es exactamente lo que intento hacer en el resto del artículo: No estoy desenrollando la historia moralmente, sino estratégicamente. Me remonto a las condiciones de entonces, pongo las alternativas una al lado de la otra y dejo que la lógica hable por sí misma, sin el acaloramiento que acompaña hoy al tema.
La situación inicial en 2001: un centro europeo clave
Si observamos el año 2001 desde la perspectiva actual, nos damos cuenta de algo que fácilmente se pasa por alto: Fue un momento de apertura históricamente inusual. La Unión Soviética había desaparecido hacía una década. Rusia se estaba reorganizando. Europa estaba económicamente estable, políticamente segura de sí misma y en una fase de relativa armonía. Este tipo de ventanas aparecen a veces, y a menudo desaparecen más rápido de lo que uno se imagina.
2001 fue precisamente esa ventana. Fue un año en el que aún no se habían ultimado las grandes estrategias y en el que una Europa diferente habría sido realmente posible. Durante ese periodo se produjo un acontecimiento simbólico que aún hoy puede considerarse una oportunidad no aprovechada.
El discurso de Putin en el Bundestag: un brazo tendido
En septiembre de 2001, Vladimir Putin habló en el Bundestag alemán, un discurso que hoy parece casi surrealista. No fue hostil, ni amenazador, ni delimitador. Fue una oferta. Una oferta de cooperación, tanto económica como en materia de política de seguridad.
El discurso pronunciado por el Presidente Vladimir Putin el 25 de septiembre ante el Bundestag alemán
Habló de seguridad común, de estabilidad común, de intereses comunes. Y Europa -especialmente Alemania- se enfrentaba entonces a una elección estratégica:
- ¿Querían a Rusia como socio?
- ¿O querían a Rusia como riesgo potencial?
Ambas decisiones eran posibles en aquel momento. No había nada fijado. Hoy es difícil sobrestimar lo abierta que estaba esta ventana de cooperación. No se trata de una retrospectiva romántica, sino de una referencia sobria a la realidad geopolítica de la época: Rusia pretendía unirse a Europa. Y Europa podría haber aceptado esta conexión.
El ambiente político en Europa: abierto pero cauto
En 2001, Europa se encontraba en una fase de confianza en sí misma. La UE se expandía, la economía estaba en auge, la globalización seguía viéndose como una promesa, no como una amenaza. Sin embargo, a pesar de esta dinámica positiva, había una vacilación subyacente:
- viejas mentalidades Este-Oeste
- traumas históricos
- Desconfianza política en algunas capitales
- la próxima expansión de la OTAN hacia el Este
En esta zona de tensión había dos interpretaciones al mismo tiempo: la que veía a Rusia como un socio futuro y la que la catalogaba como una amenaza latente. Aquí es precisamente donde entra en juego la teoría de juegos:
Si son posibles varias interpretaciones, la elección de la interpretación determina la realidad posterior.
El poder del espacio informativo: una agitación silenciosa
Es interesante observar que fue precisamente en esa época cuando comenzó un sutil cambio en el consumo de noticias en Occidente. Cada vez más gente sentía que la imagen de los medios de comunicación se caracterizaba cada vez más por las crisis, las advertencias permanentes y la alarma constante. Personalmente, yo también dejé de ver las noticias con regularidad hacia 2001. No por protesta política, sino simplemente por un sentimiento interior de agotamiento ante esta atmósfera de crisis permanente. Fue una época en la que mucha gente sintió instintivamente la necesidad de parar:
„De alguna manera, este mundo de la información es cada vez más inquieto y, al mismo tiempo, más uniforme“.“
La idea no es más que una reflexión pasajera, pero ya apunta a un tema más amplio que trataré con más detalle en otro artículo: Cómo Alerta permanente estrecha la visión de las alternativas y deforma el pensamiento político a largo plazo. Para 2001 esto significa
El espacio informativo también ha sido un factor. No el más importante, pero sí un trasfondo atmosférico que ha estrechado el margen de reflexión. Cuando los medios de comunicación se centran principalmente en los riesgos, la cooperación parece fácilmente ingenua. Y la desconfianza parece prudente y razonable.
Encuesta actual sobre la confianza en la política
Europa se enfrenta a una decisión: cooperación o desconfianza
Desde la perspectiva de la teoría de juegos, Europa se encontraba en 2001 en la clásica „posición anudada“ de un árbol estratégico. Dos ramas estaban abiertas:
- Vía A: Cooperación
- Rusia como socio energético
- Espacio económico compartido
- política común de seguridad
- Relajación y fomento de la confianza - Vía B: Desconfianza
- distancia geopolítica
- Las ampliaciones de la OTAN como señal de cautela
- Incertidumbre estructural
- Posibles líneas de escalada
Ambas decisiones podían justificarse racionalmente en su momento. Pero condujeron a futuros completamente distintos. La teoría de juegos nos obliga a darnos cuenta de algo incómodo: no es la „intención“ lo que determina el curso de la historia, sino la elección del camino.
- Si la decisión es favorable a la cooperación Espirales de cooperación.
- Si se opta por la desconfianza, el resultado es Espirales de desconfianza.
En 2001 se enviaron las primeras pequeñas señales, que más tarde se convirtieron en patrones dominantes.
Por qué este año es el punto de partida adecuado para nuestro análisis
2001 es el punto de partida perfecto porque las condiciones eran excepcionalmente claras:
- Rusia era estable, pero abierta a la integración.
- Europa era económicamente fuerte y políticamente soberana.
- La simbiosis de la política energética era evidente.
- La situación de seguridad era más tranquila que en ningún otro momento desde entonces.
En otras palabras, la situación inicial era ideal para la cooperación, pero lo suficientemente abierta como para que también fuera posible la desconfianza. En la teoría de juegos, estos momentos se denominan „puntos de camino altamente sensibles“: pequeñas decisiones crean grandes diferencias posteriores. Y precisamente por eso, a partir del próximo capítulo nos ocuparemos de los dos caminos decidibles:
- el camino cooperativo que nunca se tomó,
- y el camino sospechoso que se hizo realidad.

Árbol de decisión A: Qué habría significado la cooperación
Cuando se trabaja con la teoría de juegos, siempre se empieza por considerar las alternativas como vías de decisión en toda regla, no como ilusiones, sino como posibilidades legítimas dentro del mismo estado inicial.
La idea de que Europa y Rusia habían emprendido un camino estable de cooperación en 2001 no es una fantasía romántica, sino una de las opciones realistas que se debatieron seriamente en aquel momento. Muchos estrategas, economistas y diplomáticos veían en una estrecha asociación un complemento racional para dos áreas complementarias: la industria de Europa y los recursos de Rusia.
¿Qué se deduce de esto? No fantasía, sino lógica sobria. Por tanto, describo este camino como lo analizaría un estratega: como una cadena de consecuencias que se sigue de causas conocidas.
La energía como base de un espacio común de prosperidad
En la vía de la cooperación, Nord Stream 1 y 2 no se habrían convertido en líneas de fractura políticas, sino en pilares infraestructurales de una asociación energética que duraría décadas. Europa lo habría conseguido:
- precios de la energía estables y previsibles,
- una base fiable a largo plazo para la industria,
- y una ventaja geopolítica de independencia de los mercados mundiales al contado.
La energía nunca es sólo una materia prima. La energía marca el ritmo de los ciclos industriales. Si Europa hubiera elegido este camino, los 20 años siguientes habrían sido mucho más tranquilos desde el punto de vista económico. La industria tradicional europea habría mantenido su ritmo.
Con unos precios de la energía bajos y predecibles, las industrias intensivas en energía -química, siderurgia, ingeniería mecánica, aluminio, vidrio, cerámica- habrían permanecido en Europa. No se habrían trasladado a Estados Unidos o Asia bajo la presión de los costes. El resultado habría sido una estabilidad que los economistas europeos echan mucho de menos hoy: la continuidad de la creación de valor industrial.
Europa como contrapeso económico a EE.UU. y China
En este escenario, Europa no formaría parte automáticamente de la estrategia estadounidense, sino que habría asumido un papel independiente: como polo económico entre Estados Unidos y China, apoyado por una estrecha cooperación con Rusia.
- Europa habría seguido beneficiándose de la tecnología estadounidense,
- Al mismo tiempo, se utiliza energía barata procedente de Rusia,
- y moverse con más libertad en la competencia mundial.
Este triángulo estratégico habría dotado a Europa de una solidez hoy casi inimaginable.
Autonomía geopolítica gracias a la fortaleza económica
La fortaleza económica genera libertad de acción en política exterior. Una Europa que no esté sometida a una presión energética y productiva permanente debe tomar decisiones no por miedo, sino desde una posición de soberanía.
Por lo tanto, la cooperación con Rusia no habría significado convertirse en dependiente de Rusia; al contrario, habría significado mantenerse lo suficientemente fuerte económicamente como para evitar que surgiera la dependencia en primer lugar.
Ucrania como Estado neutral
En una relación de cooperación entre Europa y Rusia, lo más probable es que Ucrania se hubiera mantenido en una posición neutral, similar a la de Finlandia durante la Guerra Fría:
- no pertenencia a la OTAN,
- ninguna política rusa de influencia por medios militares,
- relaciones económicas estables tanto con Occidente como con Oriente.
En la teoría de juegos, la neutralidad suele ser la forma más estable de existencia estatal entre dos bloques de poder.
Sin espiral de escalada
Sin el enfrentamiento de fondo, ni Rusia habría visto una amenaza a su seguridad, ni Occidente habría visto a Ucrania como un „Estado de primera línea“ geopolítica.M ás aún, el potencial de conflicto habría seguido siendo estructuralmente pequeño.
Sin guerras, sin sanciones, sin sobresaltos: una Europa en continuidad.
El punto más importante: la vía de la escalada no habría surgido en primer lugar. En una vía de cooperación estable, la guerra no tendría que „prevenirse“, simplemente no surgiría racionalmente porque no existirían las estructuras de incentivos para la escalada.
Así es el pensamiento de la teoría de juegos: No es la moralidad la que evita los conflictos, sino la incentivación correcta.
Consecuencias para Europa
Sin guerra ni sanciones, los últimos años en Europa se habrían caracterizado por la calma:
- ninguna explosión del precio de la energía,
- no a la desindustrialización,
- Ningún cambio estructural forzado,
- menos salida de riqueza hacia otras regiones del mundo,
- menos armamento militar,
- Ninguna oleada de deuda pública.
Es inmediatamente reconocible hasta qué punto una única vía estratégica influye en la realidad económica y política de todo un continente.
El factor humano
En este escenario alternativo, Europa tendría hoy:
- sin cientos de miles de víctimas de guerra en sus fronteras,
- ninguna afluencia masiva de refugiados,
- No hay familias rotas en el frente.
No se trata de juicios, sino de las consecuencias lógicas de una vía de escalada que no se habría tomado en el escenario de cooperación.
Europa en 2025 por la senda de la cooperación
En 2025, Europa sería un continente económicamente consistente que podría conservar su núcleo industrial y mantener estables sus sistemas de seguridad social. El panorama político estaría menos polarizado y el ambiente social menos tenso.
En resumen, sería una Europa fiel a sí misma.
Con una base energética e industrial a sus espaldas, Europa habría tenido libertad para planificar las grandes cuestiones de futuro -digitalización, educación, infraestructuras, investigación- sin un cuerpo de bomberos de crisis. Este es quizá el punto más importante de todo este capítulo:
La cooperación crea calma estratégica. Y la calma estratégica es el activo más valioso de un continente que se nutre de la estabilidad industrial.
Por qué este escenario no es idealizado, sino lógico
Es fácil malinterpretar este capítulo como un flashback nostálgico. De hecho, es todo lo contrario: es pura lógica. Si eliges un camino de cooperación en 2001, es lo que sigue:
- precios estables,
- estructuras estables,
- política estable,
- sociedades estables.
Esto no es una ilusión, sino exactamente lo que enseña la teoría de juegos:
- La cooperación se recompensa a sí misma.
- La desconfianza se castiga a sí misma.
Por lo tanto, este capítulo no muestra lo que habría sido „más bonito“, sino lo que habría sido posible de forma realista sobre la misma base de toma de decisiones. Otro ejemplo de dinámica similar es el conflicto entre China, Taiwán y EE.UU., que el Prof. Dr. Rieck muestra en el siguiente vídeo desde la perspectiva de la teoría de juegos:
¿De camino a la guerra? Las estrategias del conflicto de Taiwán | Prof. Dr. Christian Rieck
Árbol de decisión B: El camino real de la desconfianza
El curso real de los acontecimientos desde 2001 no se ha caracterizado por ambiciones agresivas o un deseo deliberado de escalada, sino por algo mucho menos espectacular: la cautela institucional. Muchos responsables políticos de Europa y Estados Unidos interpretaron a Rusia desde finales de los años noventa no como un socio fiable, sino como una fuente potencial de inseguridad.
Esta actitud no era un grito de confrontación, sino más bien un tranquilo e indeciso „No sabemos exactamente adónde va esto“.“
Desde el punto de vista de la teoría de juegos, éste es el inicio clásico de una espiral de desconfianza:
El primer paso no es agresivo: es defensivo. Y ahí radica el problema.
Las ampliaciones orientales de la OTAN: Diferentes lecturas de una misma señal
Desde una perspectiva occidental: estabilización y garantía de seguridad
Para muchos países europeos, la ampliación de la OTAN hacia el este parecía un paso lógico: aseguraba democracias jóvenes. Pretendía calmar líneas históricas de conflicto. Y se veía puramente como una medida de defensa. Occidente interpretó la ampliación como una promesa de seguridad, no como una amenaza.
Desde la perspectiva rusa: un espacio cada vez más estrecho
Rusia, por su parte, leyó el mismo acontecimiento de forma diferente, una pauta que forma parte de la vida cotidiana en la teoría de juegos. Mientras Occidente hablaba de estabilización, Rusia veía:
- la pérdida de zonas tampón estratégicas,
- un movimiento de infraestructura militar hacia sus propias fronteras,
- y el debilitamiento de la profundidad de su propia política de seguridad.
Ambos eran racionales, pero no compatibles. Aquí es exactamente donde empieza el dilema de la seguridad.
Años 2004-2014: aumento de las tensiones e intensificación de la desconfianza
Las primeras grietas abiertas aparecieron durante estos años:
- la Revolución Naranja en Ucrania,
- Acusaciones mutuas sobre dependencias energéticas,
- polarización política en los países de Europa del Este,
- la creciente presencia estadounidense en la región.
Estos acontecimientos no solían ser malintencionados, pero alimentaban las interpretaciones. Cada bando interpretaba cada vez más las acciones del otro como mensajes estratégicos, ya no como acontecimientos internos.
Crimea 2014: el punto de inflexión
El conflicto sobre Crimea no fue el comienzo de las tensiones, sino el primer síntoma claro de una desconfianza ya creciente.
Europa reaccionó con sanciones, Rusia con una postura defensiva en política de seguridad. La espiral de cooperación que habría sido posible en 2001 fue finalmente sustituida por una espiral de desconfianza.
Después de 2014: una espiral que se refuerza a sí misma
Las sanciones son un instrumento clásico en las relaciones internacionales. Sin embargo, en términos de teoría de juegos, son de doble filo: pretenden debilitar al adversario, pero al mismo tiempo refuerzan su desconfianza. Los años posteriores a 2014 se caracterizaron por:
- divergencia económica creciente,
- La desvinculación política de Rusia con Europa,
- El acercamiento estratégico de Rusia a China,
- y la pérdida de líneas económicas antes comunes.
Europa perdió así las mismas palancas que habrían permitido un futuro cooperativo.
Militarización del lenguaje y el simbolismo
Al mismo tiempo, la retórica militar creció en ambos bandos. No necesariamente a propósito, sino como resultado de la desconfianza estructural.
Tan pronto como un bando se arma a la defensiva, el otro lo interpreta como una preparación para el ataque: un patrón clásico.
Escalada a partir de 2022: el momento en que la desconfianza marcó el ritmo
La invasión rusa de Ucrania en 2022 no fue un hecho aislado, sino el punto final de un largo y desastroso desarrollo estructural. No se trata de una justificación, sino de una observación teórica:
Los conflictos suelen surgir sin que nadie se „esfuerce“ realmente por ellos. Son la consecuencia lógica de una escalada descontrolada.
La respuesta occidental: sanciones, armas, aislamiento
Europa y EE.UU. reaccionaron con:
- sanciones económicas masivas,
- Entrega de armas,
- desvinculación política,
- retiro diplomático.
Esto hizo irreversible el camino de la desconfianza.
Consecuencias para Europa: energía, industria, trastornos estructurales
Cuando se cortó el suministro energético ruso, Europa perdió los cimientos que habían sostenido su fortaleza industrial durante décadas.
Las consecuencias eran inevitables:
- fuerte aumento de los precios de la energía,
- Presión sobre las industrias que consumen mucha energía,
- Deslocalización de la producción a países con costes más bajos,
- desindustrialización acelerada en sectores concretos.
No por una decisión política equivocada, sino como consecuencia sistémica de una trayectoria de desconfianza que ahora es imposible pasar por alto.
Pérdida de prosperidad como efecto estructural
Desde entonces, Europa ha estado sometida a una presión constante para adaptarse:
- disminución de la competitividad,
- la creciente deuda nacional,
- escasa actividad inversora en el sector manufacturero,
- Migración de empresas.
Estos efectos no son puntas a corto plazo, sino los resultados a largo plazo de una vía de cooperación perdida.
Consecuencias sociales: Polarización y crisis permanentes
La desconfianza no sólo tiene un impacto internacional, sino que también se come su interior. Europa lleva años experimentándolo:
- un aumento de la polarización social,
- fragmentación política,
- un cansancio general ante las constantes crisis,
- un recalentamiento de los medios de comunicación que produce constantemente nuevos temas de alarma.
La pérdida de la vía cooperativa es, por tanto, también una pérdida de calma política y social.
El núcleo teórico del juego: por qué este camino se hizo tan estable
El camino real no se tomó porque fuera el „mejor“, sino porque se convirtió en una estructura autosostenible tras las primeras señales sospechosas. En teoría de juegos, esto se denomina bloqueo mediante estabilización de expectativas:
En cuanto ambas partes clasifican el comportamiento de la otra como permanentemente desconfiado, toda la lógica de las acciones cambia. La cooperación se vuelve arriesgada, la desconfianza se vuelve racional. Y es precisamente este mecanismo el que ha caracterizado las relaciones europeo-rusas durante más de dos décadas.
Comparación de ambos árboles de decisión
| Característica | A - Cooperación | B - Desconfianza (camino real) |
|---|---|---|
| Suministro de energía | Cooperación estable y a largo plazo con Rusia; Nord Stream 1 y 2 como infraestructuras fiables; precios de la energía bajos y previsibles. | Cancelación de la cooperación energética; incertidumbre masiva en los mercados de la energía; precios de la energía bruscamente crecientes y volátiles. |
| La base industrial de Europa | Preservación de la industria intensiva en energía en Europa; cadenas de producción estables; alta competitividad en el sector manufacturero. | Presión sobre las industrias que consumen mucha energía; deslocalización de la producción a otras regiones del mundo; desindustrialización incipiente en sectores concretos. |
| Desarrollo macroeconómico | Crecimiento continuo, ciclos de inversión previsibles, presupuestos nacionales sólidos; menos intervenciones de crisis necesarias. | Periodos de recesión, aumento de la deuda nacional, programas de crisis permanentes; reticencia a invertir en sectores clave. |
| El papel geopolítico de Europa | Polo económico independiente entre Estados Unidos y China; mayor autonomía estratégica gracias a una industria fuerte y una energía segura. | Dependencia creciente de los garantes exteriores de energía y seguridad; margen de maniobra limitado en política exterior. |
| Ucrania | Estado tampón neutral basado en el „modelo Finlandia“; vínculos económicos con Oriente y Occidente; bajo potencial de escalada. | Estado en primera línea de un conflicto de bloques; centro de gravedad militar; daños masivos de guerra y destrucción en su propio país. |
| Política de seguridad | Arquitectura de seguridad cooperativa con Rusia; reducción de la percepción de amenaza; militarización limitada. | Expansión de la presencia de la OTAN en el Este; armamento creciente en ambas partes; percepción mutua como amenaza potencial. |
| Relaciones entre Rusia y Europa | Asociación a largo plazo basada en la energía, el comercio y la seguridad; creación de confianza a lo largo de décadas. | Aumento de la alienación; desvinculación económica, política y militar; consolidación de los estereotipos del enemigo. |
| Sanciones y contramedidas | No son necesarias sanciones estructurales; los conflictos se resuelven principalmente por vía diplomática; la interdependencia como factor estabilizador. | Amplios paquetes de sanciones contra Rusia; contrasanciones y reorientación de los flujos comerciales; pérdida de confianza a largo plazo. |
| Humor social en Europa | Más calma y previsibilidad; menos comunicación constante de crisis; menos polarización en la política interior. | Cansancio creciente debido al modo de crisis; división política cada vez mayor; mayor polarización entre el „pensamiento de campo“. |
| Marco mediático | La política exterior se presenta más como una estrategia a largo plazo; hay espacio para análisis y escenarios diferenciados. | Reportajes orientados al conflicto; fuerte emocionalización; simplificación de contextos complejos en narrativas de amigos/enemigos. |
| Dimensión militar | Rearme limitado; centrarse en la diplomacia, las relaciones comerciales y la política de seguridad común. | Armamento y militarización de muchos debates; aumento del gasto en defensa; transferencia de recursos políticos al sector de la seguridad. |
| Perspectiva estratégica a largo plazo | Espiral de cooperación: la confianza genera más cooperación; estabilidad a largo plazo como estado normal. | Espiral de desconfianza: cada parte espera lo peor de la otra; el conflicto y las evasivas se convierten en la norma. |
| Personas y realidades de la vida | Ningún acto de guerra en Europa entre Rusia y Ucrania; ningún desplazamiento masivo; menos traumas. | Cientos de miles de muertos y heridos, corrientes de desplazados, ciudades destruidas; traumas duraderos para ambas sociedades. |
El núcleo de la teoría de juegos: cómo la desconfianza destruye los sistemas
La desconfianza no es un sentimiento, es un principio estructural. En el lenguaje cotidiano, la desconfianza parece un fenómeno emocional. Sin embargo, en la teoría de juegos, la desconfianza es un estado racional que surge cuando dos jugadores ya no pueden confiar en que la cooperación será recíproca. No es una cuestión de moralidad, sino de expectativas. La dinámica es sencilla y devastadora al mismo tiempo:
- Los que esperan confianza actúan de forma cooperativa.
- Los que esperan desconfianza actúan a la defensiva.
- Los que actúan a la defensiva también son percibidos como sospechosos por sus homólogos.
Esto crea un ciclo que se alimenta de sí mismo. No porque una de las partes actúe „mal“, sino porque la estructura obliga a los implicados a dar precisamente estos pasos.
El dilema de la seguridad: cuando la defensa parece un ataque
El modelo más conocido que explica esta dinámica es el dilema de seguridad. Describe cómo los Estados que en realidad sólo quieren protegerse a sí mismos caen inevitablemente en percepciones de amenaza. La lógica es aleccionadora:
- Un Estado refuerza su defensa.
- El vecino lo interpreta como una posible señal de ataque.
- También se está armando, no para amenazar, sino para evitar ser amenazado.
- Esta reacción, a su vez, parece confirmar al primer Estado su propia desconfianza.
Los conflictos surgen casi automáticamente, no por agresión, sino por una mala interpretación mutua de las medidas defensivas. Fue precisamente esta dinámica la que caracterizó la relación ruso-europea después de 2001. La cooperación habría sido posible, pero los primeros pequeños signos de cautela pusieron en marcha una estructura que difícilmente podría corregirse más adelante.
Espirales de desconfianza: Por qué son más fuertes que las espirales de cooperación
La cooperación es delicada. Es necesaria:
- condiciones marco estables,
- planificación a largo plazo,
- señales recíprocas de buena voluntad.
La desconfianza, en cambio, no necesita más que una única señal negativa que puede interpretarse correcta o incorrectamente. Por eso la desconfianza es estructuralmente más fuerte:
- Basta un error para destruir la confianza.
- Son necesarios muchos pasos correctos para reconstruirlo.
- Cada parte juzga los errores de la otra con más dureza que los propios.
Y cuanto más se prolonga una espiral de desconfianza, más difícil resulta el retorno. Esto es exactamente lo que ocurrió en la relación entre Europa y Rusia. No fue una ruptura planificada. Fue un autofortalecimiento que comenzó años antes de 2014 y alcanzó su punto álgido en 2022.
El precio de la desconfianza: cuando los sistemas destruyen sus propios cimientos
En política internacional, la desconfianza no es sólo desagradable. Destruye estructuras reales:
- Interdependencia económica
- Canales de diálogo político
- Cooperación tecnológica
- Estabilidad de la política de seguridad
Si un sistema se caracteriza persistentemente por la desconfianza, empieza a desintegrarse por sus bordes. Esto es exactamente lo que estamos viendo en Europa desde hace algunos años: Estructuras que han sido viables durante décadas están perdiendo estabilidad, no debido a ataques externos, sino a la lógica interna de una escalada de desconfianza.
Encuesta actual sobre un posible caso de tensión
Europa ha desaprovechado su oportunidad histórica de convertirse en un polo de poder independiente
Este es quizá el punto más importante de todo este artículo. Está exento de emotividad, pero es analíticamente significativo: Europa tenía una oportunidad única de convertirse en un tercer polo de poder mundial. Las condiciones eran ideales:
- fortaleza económica,
- peso político,
- situación geográfica,
- Acceso a fuentes de energía estables,
- cooperación potencial con Rusia como base oriental.
Sin embargo, una Europa con precios energéticos permanentemente altos -y, por tanto, una industria estructuralmente debilitada- ya no puede cumplir este papel. No se trata de un juicio político, sino de una consecuencia de la teoría de juegos:
Si un actor pierde su recurso más importante (en este caso: energía barata y estable), pierde su capacidad de actuar de forma independiente y estratégica. Durante décadas, Europa quiso ser un contrapeso de Estados Unidos y China.
- Pero sin fuerza industrial, no hay contrapeso.
- Y sin seguridad energética, no hay fuerza industrial.
Esto significa que la verdadera vía B no es sólo una vía política, sino una autorreducción estructural de Europa en el sistema internacional. En el lenguaje de la teoría de juegos, esto significa
El continente ha pasado del papel de actor independiente al de actor que reacciona. No por mala voluntad. No por errores individuales. Sino por la consecuencia lógica de un camino de desconfianza que destruye sus propios cimientos.
Por qué los sistemas se desmoronan bajo la desconfianza - y casi nunca regresan
La desconfianza no sólo genera conflictos, sino también erosión estructural:
- Romper las cadenas de suministro,
- Desvincular las zonas comerciales,
- Las inversiones están migrando,
- La estabilidad política está en declive,
- y la polarización social va en aumento.
El factor decisivo: Cuanto más dure este entorno, más se adaptarán las instituciones y los actores a la nueva situación. La desconfianza se convierte en la norma. Desde la perspectiva de la teoría de juegos, esto significa que
El sistema ha alcanzado un estado de equilibrio estable pero deficiente, el denominado „Equilibrio de Nash del desacoplamiento“. Estos equilibrios no pueden renegociarse sin más. Persisten porque cada parte cree que la otra no puede o no quiere volver al estado anterior.
La lección de 25 años: La confianza es la materia prima más barata y la más valiosa.
Si se comparan los dos árboles de decisión, una cosa queda clara:
- Cooperación genera prosperidad, estabilidad y autonomía estratégica.
- Desconfianza crea incertidumbre, costes y dependencia estructural.
Europa no fracasó por culpa de un adversario. Fracasó debido a una estructura de expectativas desajustada que socavó sus propios cimientos. A fin de cuentas, ésta es la realización más importante de la teoría de juegos:
La desconfianza no destruye los sistemas de forma espectacular, sino insidiosamente. Carcome la base hasta que un actor apenas puede actuar libremente. Y ahí es exactamente donde se encuentra Europa hoy.
Las tropas de tierra de Macron: una estrategia de provocación verbal | Prof. Dr. Christian Rieck
El efecto aprendizaje: pensar como un estratega en un mundo ruidoso
La verdadera lección de estos 25 años tiene menos que ver con la geopolítica que con los hábitos de pensamiento. Antes se daba por descontado considerar alternativas:
- ¿Y si decidimos otra cosa?
- ¿Qué efectos tienen nuestros pasos en los demás?
- ¿Cómo vería la situación un observador neutral?
Este pensamiento no es nuevo. Es antiguo, casi clásico. Los generales, diplomáticos y estadistas de generaciones anteriores pensaban así porque sabían que si sólo conoces tu propia perspectiva, no entenderás el juego. Hoy en día, esta técnica cultural se ha vuelto más rara. No porque la gente se haya vuelto más tonta, sino porque el entorno informativo se ha vuelto más agitado. Muchos se dejan arrastrar por las palabras de moda y las olas diarias de indignación sin fijarse nunca en el nivel estructural en el que se producen realmente las decisiones políticas. La teoría de juegos nos devuelve exactamente a eso:
- La vista para Alternativas.
- La vista para Consecuencias.
- La vista para Causa y efecto.
Por qué el campismo prematuro paraliza el pensamiento
Un segundo efecto de aprendizaje es igual de importante: nada bloquea más el pensamiento estratégico que la necesidad de tomar inmediatamente un „partido“. Pensar en términos de bandos obliga a dar respuestas simples:
- „La culpa es de algunos“.“
- „Los otros tienen razón“.“
- „Sólo tenemos que posicionarnos correctamente“.“
Pero los que piensan en términos de campos ya no piensan en términos de alternativas. Piensan en términos de identidad. Y la identidad se come el análisis. Sólo te conviertes en estratega cuando aceptas que pueden existir varias verdades al mismo tiempo, porque varias perspectivas pueden ser racionales al mismo tiempo. Esto es exactamente lo que la teoría de juegos demuestra una y otra vez.
Vigilancia no significa desconfianza, sino claridad
La vigilancia no significa ver enemigos en todas partes. Tampoco significa refugiarse en visiones cínicas del mundo. La vigilancia significa algo mucho más realista:
- clasificar la información.
- reconocer estructuras.
- cuestionar las narrativas.
- No te apresures a adaptar tu propio punto de vista al estado de ánimo.
Los vigilantes no se dejan llevar por las emociones, al menos no permanentemente. Asimilan la información, la analizan y se plantean la pregunta crucial:
„¿Qué se deduce de esto?“
Esa es la diferencia entre opinión y análisis.
La actitud práctica: sobria, abierta, paciente
La teoría de juegos nos enseña algo que hoy nos parece casi anticuado: la paciencia. La cooperación no se consigue con prisas, sino con señales constantes. La confianza no se construye con titulares, sino con decisiones serenas y coherentes.
Y una buena política no es el resultado de emociones a corto plazo, sino de consideraciones a largo plazo. Esta actitud no es espectacular, pero es eficaz. Uno no se convierte en mejor ciudadano porque se lo crea todo. Sino porque lo examinas todo.
La brújula personal: la cuestión de las alternativas
Si tuviera que reducir este artículo a una sola frase, sería ésta:
„¿Qué habría pasado si hubiéramos tomado una decisión diferente?“.“
Esta pregunta es una forma silenciosa pero poderosa de autodefensa contra cualquier forma de apropiación mental. Te obliga a ver tu margen de maniobra en lugar de dejarte atrapar por el humor del día.
- Te hace independiente.
- Ella lo deja claro.
- Y te hace resistente.
Porque quienes pueden pensar alternativas no pueden ser manipulados.
El pensamiento estratégico como espacio seguro personal
Aunque el curso real de los acontecimientos desde 2001 ha hecho que se hayan perdido muchas oportunidades, no hay por qué sacar de ello una conclusión pesimista. Al contrario: la capacidad de reconocer estas estructuras es una ganancia para todo individuo. Quien comprende cómo funciona la desconfianza no se deja llevar tan fácilmente por el alarmismo. Quien reconoce cómo funciona la cooperación ve oportunidades donde otros sólo ven frentes. Y los que han aprendido a pensar en alternativas conservan algo que hoy se ha vuelto raro:
soberanía interior.
Esto no sólo te hace políticamente más claro, sino también más tranquilo a nivel personal. Porque te das cuenta de que no son los titulares los que determinan tu propio pensamiento, sino tu propia capacidad para ver las conexiones. Y quizás ese sea el efecto de aprendizaje más importante de todo este artículo:
El mundo es complejo, pero no incomprensible. Puedes penetrar en él si te tomas el tiempo de pensar de forma estructurada. El primer paso es siempre el mismo:
Plantee preguntas. Examine alternativas. Y nunca dejes de pensar por ti mismo.
Fuentes sobre teoría de juegos y desarrollo geopolítico
- Teoría de juegos: una introducción (Christian Rieck)
- Las 36 estratagemas de la crisis: triunfar cuando otros fracasan
- Cómo ser más listo que tú mismo: convierte tu vida en un juego en el que siempre ganas.
- Página oficial del archivo OTAN-OTAN: Ampliaciones desde 1999
- Acta Fundacional OTAN-Rusia (1997)
- Informes de la Misión Especial de Observación de la OSCE (2014-2022)
- RAND Corporation - „Sobreextender Rusia“ (2019)
- International Crisis Group - Informes sobre Europa del Este
- „Perspectivas de la economía europea” - Comisión de la UE
- Prof. Dr. Christian Rieck en la Universidad de Fráncfort
Preguntas más frecuentes
- ¿Por qué el artículo analiza los años transcurridos desde 2001 desde la perspectiva de la teoría de juegos?
Porque la teoría de juegos es una herramienta que explica las relaciones internacionales en términos estructurales, sin moralidad ni intereses partidistas. Muestra por qué incluso las acciones bienintencionadas pueden tener consecuencias imprevistas y cómo la desconfianza puede empujar incluso a sistemas estables hacia vías de escalada. El periodo de 2001 en adelante es ideal porque fue una oportunidad histórica que luego se perdió gradualmente. - ¿Se trata en este artículo de repartir culpas?
No. La esencia del artículo es precisamente no repartir culpas. La teoría de juegos analiza los incentivos y las estructuras, no el bien y el mal. El artículo muestra cómo diferentes actores pudieron actuar racionalmente y cómo sus decisiones racionales condujeron a resultados negativos. - ¿Por qué se presenta el discurso de Putin en el Bundestag de 2001 como una señal importante?
Porque fue objetivamente una de las raras ocasiones en las que Rusia ofreció explícitamente una cooperación más estrecha con Europa. En términos de teoría de juegos, se trataba de una señal de cooperación que habría permitido un desarrollo alternativo. El hecho de que esta señal no se tradujera en una estrategia a largo plazo no es una cuestión de culpabilidad, sino de marcar el rumbo. - ¿Es realista el escenario de „cooperación con Rusia“ o sólo un deseo?
Es realista. Era una alternativa estructurada basada en las ofertas políticas, económicas y de seguridad existentes en aquel momento. Muchos diplomáticos y economistas consideraban plausible esta vía. El hecho de que no se eligiera no la convierte en irrealista, simplemente en irrealista. - ¿Por qué Europa no ha utilizado la ventana de cooperación?
Porque la cautela y la experiencia histórica previa eran más fuertes que la confianza. Varios Estados de la UE veían a Rusia con escepticismo por una cuestión de principios. Al mismo tiempo, Rusia también interpretaba los pasos de Occidente a la defensiva. Estas interpretaciones erróneas mutuas crearon el patrón de un clásico dilema de seguridad. - ¿Por qué la ampliación de la OTAN hacia el Este desempeña un papel tan importante en este contexto?
Porque fue interpretado de forma completamente diferente por ambos bandos. En Occidente: como una garantía de seguridad. En Rusia: como un cerco estratégico. Esta disonancia es un excelente ejemplo de cómo surgen los conflictos aunque ambas partes crean estar actuando a la defensiva. - ¿Es „inevitable“ la guerra de 2022 en este modelo?
No, no es inevitable, pero puede explicarse estructuralmente. La teoría de juegos lo demuestra: Si una trayectoria de desconfianza se prolonga el tiempo suficiente y nuevas señales siguen confirmando la desconfianza, la probabilidad de conflicto aumenta drásticamente. Por tanto, la guerra no es un „acontecimiento repentino“, sino el punto final de una estructura defectuosa que ha crecido durante décadas. - ¿Por qué habría cambiado tanto la cooperación desde el punto de vista económico?
Porque la energía es el factor de entrada central para la creación de valor industrial. Unos precios de la energía estables y favorables habrían garantizado el empleo industrial,
Las cadenas de suministro se estabilizan y las empresas europeas salen reforzadas de la competencia mundial. En cambio, los altos precios de la energía debilitan automáticamente a cualquier región que dependa de la industria. - ¿Ha perdido realmente Europa su oportunidad de convertirse en un tercer polo de poder?
Sí, estructuralmente. En 2001-2010, Europa tenía una combinación única de industria fuerte, sociedades estables, suministros energéticos seguros y calma geopolítica. Con la desaparición de la energía barata y la pérdida de la energía nuclear industrial, Europa es ahora más un reactor que un creador. No se trata de una opinión política, sino de una observación basada en la teoría de juegos. - ¿Significa esto que la cooperación con Rusia habría sido necesariamente mejor?
No necesariamente „mejor“, sino estratégicamente más estable. La cooperación habría tenido menos potencial de escalada y habría generado efectos de refuerzo de la estructura. Esto no significa que todo hubiera ido sobre ruedas, pero el árbol de decisiones muestra claramente que los riesgos habrían sido menores y las oportunidades mayores. - ¿Por qué el artículo no compara aspectos morales?
Porque aunque la moral es políticamente relevante, sirve de poco para la comprensión estructural. La teoría de juegos se basa en la pregunta „¿Cómo reaccionan los actores ante las decisiones de los demás?“ La moralidad es secundaria. Los incentivos, las expectativas y las interpretaciones son primordiales. - ¿Qué significa „espiral de desconfianza“ en este contexto?
Se produce una espiral de desconfianza cuando dos partes actúan a la defensiva y esta defensa es percibida como agresión por la otra parte. Esto da lugar a contramedidas, que a su vez actúan como una amenaza. La espiral se refuerza, incluso sin intención hostil. - ¿Puede un sistema salir de una espiral de desconfianza?
Sí, en teoría, pero en la práctica es extremadamente difícil. En cuanto ambas partes creen que la otra no va a cooperar, se crea un equilibrio estable pero deficiente. Salir de él suele requerir señales extraordinarias o convulsiones políticas. - ¿Por qué la política energética desempeña un papel tan central en este modelo?
Porque la energía no es sólo un factor económico, sino un factor de poder. Determina si un continente puede actuar de forma independiente o depende de suministros externos. Quien multiplica los precios de la energía se debilita automáticamente a todos los niveles. - ¿Tiene el artículo algo en contra de EE.UU., Rusia o China?
No, en absoluto. El artículo no evalúa Estados, sino que describe la estructura de un juego. Europa habría tenido una posición más fuerte e independiente frente a ambas superpotencias mediante la cooperación con Rusia. Se trata de una afirmación analítica, no de una crítica a otros países. - ¿Qué significa „equilibrio de Nash de desacoplamiento“?
Un equilibrio de Nash es un estado en el que ninguno de los jugadores sale ganando como resultado de un cambio unilateral en su comportamiento. En la relación actual entre Europa y Rusia, esto significa que ambas partes ya no esperan cooperar. Ambas partes actúan en consecuencia. Ninguno de ellos mejora su situación por sí solo. Esto significa que el sistema se mantiene estable, pero a un nivel deficiente. - ¿Por qué el comportamiento de los medios de comunicación desempeña un papel secundario en el análisis?
Porque los medios de comunicación no son una causa, sino un amplificador. Moldean las percepciones y establecen las prioridades. Un clima de indignación constante reduce las posibilidades de análisis a largo plazo. El artículo aborda esta cuestión como un factor de fondo, sin convertirla en el tema principal. - ¿Qué puede aprender el individuo de este análisis?
Por encima de todo, esto significa no adoptar una posición precipitada, pensar en escenarios alternativos, reconocer las conexiones estructurales y plantearse cuestiones no sólo morales, sino también estratégicas. Quienes piensan así entienden la política a un nivel más profundo. - ¿Significa automáticamente el pensamiento estratégico cercanía al gobierno o militarismo?
No. La estrategia no es militarismo, sino un planteamiento a largo plazo. Pregunta: „¿Qué consecuencias tendrá una decisión dentro de diez años?“.“ Esta cuestión es especialmente crucial en las sociedades civiles, y hoy casi se ha perdido. - ¿Por qué termina el artículo con un mensaje positivo?
Porque la claridad nunca debe paralizarte. Quien reconoce alternativas y entiende conexiones gana soberanía interior. No hay que endulzar el mundo, pero sí pensarlo bien. Y ahí es precisamente donde reside la oportunidad de actuar con más calma y previsión, tanto personal como socialmente.












